Cuéntame un cuento le pedía la niña a su madre, la pequeña niña de pómulos casi sangrantes, con su mirada dulce, de ojos redondos como dos chochos, sus pequeñas manitas tan descuidadas, un par de zapatos que parecían salirse de sus pies, sus pantalones de lana para protegerse del frío, su pequeña chompa hecha a mano de la lana de alguna oveja que la niña también ayuda a cuidar.