Escribía Charles Dickens en su novela “Historia de dos ciudades”, publicada en 1859, que “Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviamos en el camino opuesto...”
El narcoconsumo es un fenómeno global que afecta a la salud, la seguridad y el desarrollo de nuestras comunidades, generando consecuencias negativas tanto para la persona humana como para su familia, el barrio y el Municipio, puesto que crea dependencia, deterioro de la salud física y mental, enfermedades, violencia, delincuencia, corrupción política y judicial, exclusión social. Y estas problemáticas son diferentes en cada región, por lo tanto, requiere de políticas públicas particulares que, en la Provincia de los Bonaerenses, es de muy difícil desarrollo porque aún mantiene un régimen político centralista.
“Soy español y no me gusta cómo se cuenta la historia” Ramiro Marra.
Las ideologías colonialistas, tanto liberal como socialdemócratas, proyectadas en nuestra comunidad bonaerense se han convertido en muros que nos impiden ver la realidad en su totalidad. Al adherirnos a ellas, nos limitamos a ciertas tendencias y perspectivas, creando dispositivos de desgarros y rupturas en la imperiosa unidad de concepción para organizarnos y ordenarnos, dividiéndonos en disímiles grupos, o colectivos, que defienden intereses y visiones sectarias.
A lo largo de su historia, la provincia de los bonaerenses ha experimentado una sucesión constante de gobernadores, intervenciones militares y cambios abruptos en la dirección de las políticas públicas. La falta de continuidad en los proyectos gubernamentales y la desconexión entre la dirigencia política y la realidad bonaerense nos ha llevado a una profunda crisis que ha afectado a toda su estructura política.
En los últimos años, la provincia de los bonaerenses está siendo testigo de una escalofriante realidad que está poniendo en jaque a toda su comunidad: la violencia asociada al narcotráfico. Las calles se tiñen de sangre por razones incomprensibles, mientras se extiende este oscuro flagelo que afecta a cada uno de nuestros 135 Partidos-municipios.
“Hace más ruido un hombre gritando que cien mil que están callados” José de San Martín.
En medio de un escenario político convulso y una economía tambaleante, la provincia de los bonaerenses se encuentra en un punto crucial de su historia. Estas próximas elecciones reflejan una profunda desconfianza del pueblo hacia los candidatos, mientras que la falta de propuestas concretas va dejando una sensación de incertidumbres e inseguridad para el futuro inmediato. La economía, por su parte, enfrenta desafíos monumentales, desde el endeudamiento asfixiante hasta la volatilidad del dólar y la desconexión del mercado económico, de lógica tradicional, con el mundo que se viene.
La Provincia de Buenos Ayres es la más poblada del país, con más de 18 millones de habitantes y 135 municipios que abarcan una gran diversidad de realidades sociales, económicas, culturales y ambientales. Sin embargo, su régimen político e institucional no refleja esa pluralidad ni respeta la autonomía de sus comunas, sino que se basa en una Constitución Provincial que ya suena a obsoleta y por decreto militar, de 1958, que rige los destinos de los municipios quitándoles el derecho de tener Cartas Orgánicas y limitando sus facultades y recursos.