“El sistema federal puede hacer nuestra felicidad, tanto más, cuanto es un sistema más análogo a los sentimientos de todos, porque está más en contacto con el pueblo. ¿Y cuál es la base del gobierno representativo? Véase qué piensa el mismo pueblo. (…) es mejor para el país, estrictamente hablando, aquel que sea la expresión del voto público, y que esté más en contacto con el pueblo, o para hacer su felicidad, o para conocer los males que sienten y poderlos remediar” Gral. Manuel Dorrego
La provincia de Buenos Aires, hogar de los bonaerenses, se encuentra en un momento crucial que demanda una serie de reformas estructurales. Estas reformas son esenciales para impulsar la economía, fortalecer la situación provincial, fomentar un desarrollo equilibrado y sostenible, y garantizar el bienestar de su población. Lograr estos cambios requerirá una amplia mayoría política, social y económica, así como una coordinación efectiva entre los diversos niveles de gobierno provincial. La superación de los desafíos actuales y la maximización de las potencialidades bonaerenses solo serán posibles con un liderazgo político arraigado en la realidad provincial y la generación de nuevos intendentes desvinculados de ideologismos europeos y egoísmos personales.
Argentina es un país con un tremendo potencial que desarrollar, para crecer, generar trabajo tanto rural como industrial y de alta tecnología. Pero para lograrlo, debemos dejar de lado las ideologías europeas que solo nos trajeron atraso y división como pueblo, el liberalismo como la socialdemocracia no tienden puentes tan solo desunión y confrontación. Ellas se construyen desde una relación de amigos-enemigos.
El reciente debate presidencial nos permite reflexionar sobre la naturaleza de la política, el poder y la percepción misma de los candidatos. A medida que los aspirantes a ocupar el Sillón centralista de Rivadavia se enfrentan al escenario popular, previamente acondicionado, para discutir y defender sus propuestas desde el yo-ego, podemos ver cómo se despliegan diferentes elementos artificiosos que influyen en la forma en que nos relatan y describen la realidad.
Argentina ha sido testigo de transformaciones culturales profundas en las últimas décadas, moldeando su perspectiva sobre la comunidad, la política, la economía y su propia identidad. Estos cambios, impulsados por la globalización, la crisis económica y las influencias de ideologías europeas, tanto liberales como socialdemócratas, así como el avance de las tecnologías digitales, han dejado huellas significativas en la comunidad nacional. Por lo tanto, es necesario interpelar algunos de los aspectos más destacados de estas transformaciones, evaluando sus consecuencias y desafíos para el futuro de nuestra nación.
El trabajo, como organizador de la actividad humana y de la organización de la comunidad, también está condicionado por los parámetros económicos que rigen en cada régimen ideológico inventados por los intelectuales y académicos. Tanto el liberalismo como el posmarxismo (representado por el Socialismo S.XXI y el progresismo) tienden a considerar al trabajador como un simple engranaje de la economía, lo que puede llevar a la alienación y deshumanización de la persona.
En la región surera bonaerense, que comprende los 95 municipios fuera del Área Metropolitana de Buenos Ayres, compuesta por 40 municipios y CABA, se vive una realidad de marcados contrastes que configuran la vida diaria de sus habitantes. Por un lado, nos encontramos con los pintorescos pueblos, que no son cabeceras de municipios, que parecen haber quedado anclados en el tiempo, donde la población está mayoritariamente compuesta por personas de edad avanzada, junto a jóvenes gastados prematuramente debido a las dificultades en la búsqueda de oportunidades que, lamentablemente, no encuentran.
La política y el deporte, dos ámbitos aparentemente desconectados, nos ofrecen valiosas lecciones sobre la importancia de las acciones en equipo, la conducción y la unidad de concepción. Podemos observar cómo se destaca el éxito de los equipos deportivos argentinos, como los Pumas en el mundial de rugby, el club de fútbol Boca Jr. en la Copa Libertadores y la Selección Argentina de fútbol, debido a su enfoque en el juego colectivo. Sin embargo, al observar el colectivo político, se plantea una falta de conducción, de propósitos, de cohesión y de estrategias en la política argentina. El colectivismo, entendido como unidad de un conjunto de individualidades, ha llevado al triunfo al deporte nacional, ahora, ¿por qué no ha logrado lo mismo en la política?
Este domingo 8 de octubre de 2023 se realizó el segundo y último debate presidencial entre los cinco candidatos aspirantes a ocupar el Sillón de Rivadavia. Al igual que en el encuentro anterior, no han logrado satisfacer las expectativas de la mayoría de los votantes ni esclarecer sus estrategias políticas para el conjunto de la patria, que atraviesa una grave crisis económica, social y, principalmente, política. Sin propuestas concretas ni soluciones viables, mostrando una la falta de rumbo y de visión política por parte de esta dirigencia política.
El chacabuquense Marcelo Daletto, de origen kirchnerista de la línea de Emilio Monzó, quien asumió como senador bonaerense integrando las listas de Cambiemos, presentó un proyecto para unificar las dos cámaras de la Legislatura Bonaerense: Diputados y Senadores. El gobernador porteño de la Provincia de Buenos Aires ha declarado que es una iniciativa que va a tratar. Muy oportuna la intervención de Daletto, acaso ¿un guiño para ingresar al kicillocismo?