Quienes trabajamos en lactancia, las madres y los padres que acompañamos, los agentes de salud con quienes compartimos el día a día, no tenemos ninguna duda sobre la mágica superioridad de la leche humana por sobre cualquier otro alimento. Pero han pasado los años, y aún hay mucho por hacer y una semana en el transcurso de cada año resulta tan poco para hacer sonar las voces y los motivos para seguir eligiendo esta forma de alimentación.
¿Por qué? Porque a pesar de toda la evidencia científica que circula sobre los beneficios de la lactancia humana para el bebé, la madre y la sociedad, porque a pesar de las leyes ganadas a fuerza de voces que han defendido derechos olvidados como la palabra respeto, porque a pesar de que nuestra especie llegó hasta hoy en día gracias a ser alimentados de leche humana cuando no había otras posibilidades alimenticias, porque a pesar de tantas cosas, estamos dispuestos a ver pechos en carteles y televisores, pero nos cuesta verlos alimentando a un niño/niña.
Porque estamos atravesados de mitos. Porque tenemos licencias por maternidad y paternidad que no son acordes a las necesidades reales. Porque el personal de salud, en su gran mayoría, no recibe la capacitación necesaria en lactancia ni tiene las herramientas para la lactancia y porque está requiere del tiempo de atención que se ha perdido hoy en el sistema de salud.
Si a esto le sumamos lo que nos trajo el COVID 19 y la situación de pandemia, podremos entender el mensaje transmitido por la WABA (ente organizador de la Semana Mundial de la Lactancia) ¨…fortalecer la capacidad de los actores encargados de proteger, promover y apoyar la lactancia materna en los diferentes ámbitos de la sociedad…. Por medio de la educación y de la transformación de los sistemas actuales permitirá garantizar que los servicios de salud, comunidad y lugares de trabajo amigos de la lactancia estén apoyados por políticas nacionales basadas en la evidencia. ¨ ¨Los gobiernos, sistemas de salud, lugares de trabajo y comunidades deben estar informados, educados y empoderados para fortalecer las capacidades de proporcionar y sostener entornos amigables con la lactancia para familias en el mundo postpandemia¨.
Muchas veces nos preguntan por qué es necesario enseñar a dar la teta a una mamá. Las personas que amamantan y sus bebés no necesitan que les enseñemos, pero en este mundo actual donde estamos tan intervenidos culturalmente, es imposible hacerlo solas. Personalmente me gusta explicar que las puericultoras apoyamos a las familias en su decisión con información científica, necesaria y oportuna. Tenemos las herramientas para hacerlo.
No traemos una verdad, sino que observamos a la díada, el entorno y las posibilidades teniendo en cuenta el deseo. Damos la información y asistimos con nuestros saberes bajo esta mirada y acompañamos durante el primer trayecto de vida, en ese momento en donde todo es tan frágil, hermoso y difícil a la vez. Tengo el privilegio y la difícil misión de llevar un sueño adelante siendo parte del equipo de ACADP (Asociación Civil Argentina de Puericultura): ¨Promover y proteger la lactancia humana y el vínculo temprano garantizando el acceso a servicios de puericultura, la formación de profesionales y agentes de salud y la información a todas las familias¨ Van veinte semanas mundiales de la lactancia, todavía hay mucho camino por recorrer.
Por Iardena Stilman, Directora ejecutiva ACADP @acadp_lactanciaycrianza