Norte en Línea - Misa y Encuentro con el Santo Padre, Papa Francisco

Misa y Encuentro con el Santo Padre, Papa Francisco

La jornada inició con la peregrinación de los obispos a la Basílica de San Pedro donde juntos celebraron Misa frente a la Tumba del Apóstol. Presidio Monseñor Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Concelebraron la totalidad de los obispos pertenecientes al segundo grupo.

Participó de la Misa el Sr. Embajador de la Argentina ante la Santa Sede, Dr. Rogelio Pfirter.


Mediante su homilía, Monseñor Ojea compartió:
“Queridos hermanos en esta visita tan fecunda que estamos haciendo ante las tumbas de los santos apostóles, columnas de la Iglesia, nos encontramos esta mañana junto a San Pedro. El texto del Evengelio nos presenta la profesión de fe. Nosotros deseamos sumergirnos en esa fe que Él profesa con arrojo en nombre de todos, la fe de la Iglesia. Buscamos apoyarnos en esa roca firme que es el eje fundamental de nuestra vida y de nuestro Ministerio Episcopal. Necesitamos ser confirmados en la fe que nos ha hecho apostóles; primero celebrando la Eucaristía, sacramento de nuestra fe, y luego a través de la visita al sucesor de Pedro para ser confirmados en nuestra misión apostólica.”


“En muchos momentos de nuesta vida nos hemos sentido identificados con este Pedro que confiesa la fe con el Pedro expontaneo y apasionado, enamorado y sincero. Sin embargo la Pascua de Jesús va a hacer que salgan a la luz los límites de Pedro; su miseria, su negación y su cobardia.”


“Pedro y su comunidad como lo señalara magnificamente el Papa Francisco en Chile, en su mensaje a los consagrados. Pedro y su comunidad van a vivir horas de abatimiento, de tribulación, de oscuridades y de enormes desafíos. La muerte de Jesús puso en evidencia un montón de conflictos en el corazón de los Apóstoles; lejos de apagarlos, caerán en la tentación de quedarse rumiando la desolación y abiertos a la desesperanza. Sin embargo para Pedro, el recuerdo de la mirada de Jesús posada sobre la suya, en el vértice mismo de su pecado, porque su mirada se posó en el instante mismo del pecado de Pedro, esa mirada irá trabajando lentamente en su corazón, la experiencia de la misericordia y de este modo conocerá de verdad al que creía conocer en su primera confesión y al que negará después diciendo ´Yo no lo conozco´; en realidad no lo conocía. No conocía la misericordia de Dios y así con ese trabajo interior, profundo de dejar penetrar esa mirada y recibir la misericordia del corazón de Jesús, recién entonces pudo responder a la triple demanda de amor que recibe de su Señor.”


“Ha recorrido un largo camino interior para decir con humildad verdadera ´Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te amo´; y nosotros también con Pedro recorremos y hemos recorrido este proceso de maduración en nuestra fe y de maduración en nuestra vida de pastores. Porque nosotros somos fundamentalmente hombres perdonados. Antes de ser llamados somos perdonados o hemos sido llamados porque alcanzamos ser grandemente perdonados. Es imposible profesar plenamente nuestra fe con Pedro sin ver y sin tocar las llagas del resucitado. El mismo Evangelio de Juan nos enseña en el capítulo 20 esta acción de ver y de tocar las heridas, las llagas del resucitado; que se repite dos veces dejando en claro que aquellos que somos enviados a anunciar la muerte y resurrección de Jesús, el núcleo de nuestra fe, solo podemos hacerlo con autenticidad si estamos en contacto con las llagas de la Iglesia y de la humanidad. En este tiempo pareceria que de un modo particular se nos presenta en nuestra vida de pastores dificultades y desafíos que tienen que ver con tocar sin miedo las llagas del Señor; las heridas de Cristo permanencen en las nuestras.”


“La resurreción no es un difuminarse ni una devaluación de la Cruz. La resurrección no es una victoria ilusoria. Al mostrar sus llagas a los discípulos Jesús restaura la memoria de ellos y les recuerda sus vinculos que guardan todavía el resabio de los celos, las competencias internas y sus traiciones. Por eso nosotros al renovar en este día nuestro llamado a la misión apostólica no dejemos de ver ni de entrar en contacto con estas heridas sabiendo por la fe, como Pedro mismo nos ha enseñado, citando a Isaías lo que nosotros repetimos gestualmente cada vigilia pascual cuando colocamos los granos de incienso en el cirio pascual por sus llagas hemos sido curados, ya que al crecer en la conciencia de nuestra misión apostólica al msmo tiempo vamos creciendo en la conciencia de haber sido alcanzados como Pedro por la misericordia de Dios.”


Luego de la Misa, los Obispos argentinos, integrantes del segundo grupo, en el marco de la visita Ad Limina Apostolorum fueron recibidos hoy por el Santo Padre en Audiencia en el Palacio Apostólico. Monseñor Oscar Ojea ha entregado a Su Santidad un fraterno mensaje en nombre de todos los prelados.


Los obispos manifestaron que el encuentro se desarrollo en una profunda actitud fraterna con un diálogo propuesto por el Santo Padre donde se destaco cercanía. El Papa Francisco en primer lugar les manifestó que lo más importante es predicar el Evangelio; eje central de todo el encuentro. Predicar el Evangelio, acompañar a la gente, a los niños, a los jóvenes y a los más necesitados particularmente. Asimismo Francisco los invito a cuidar a los sacerdotes y en especial a ser hombres de oración. La primera “actividad” que tiene un Obispo es la oración.


Los obispos le han transmitido al Santo Padre la realidad de sus Diócesis. Dialogaron muy especialemente el significado de “seguir trabajando para una cultura del encuentro en nuestro país”. De la misma manera, los convocó a continuar desarrollando y trabajando sobre la cuestión ecológica, gran problemática mundial, por lo que instó a los Obispos a observar los avances muy de cerca.

Juntos en fraterna comunión y oración, pedimos a Dios y a la Santísima Virgen María por nuestros pastores que se encuentran realizando la visita Ad Limina Apostolorum.

Deja un comentario