Estos lamentables hechos nos avergüenzan como sociedad y nos muestra cuan tolerantes hemos sido con estas conductas y hasta qué grado hemos naturalizado lo inaceptable.
En medio del dolor celebramos que se rompa el silencio y rogamos a Dios por el consuelo de las víctimas y el advenimiento de un tiempo de justicia.
Como cristianos recordamos que Jesús siempre estuvo del lado del más débil, del lado de las mujeres, los niños, pobres y extranjeros. Es de este lado en el que debemos estar.